Estos dos hombres vestidos de blanco se me antojan a mí una pareja de ángeles de paisano No podían faltar al final los que acompañaron los principios. Saben a donde va Jesús y como volverá en su gloria . Y despiden a los embelesados galileos con el toque práctico de la acción inmediata. De nada sirve quedarse mirando al cielo, por mucha nostalgia que en un principio engendre la intensa despedida. Hay que bajar del monte, volver a la ciudad, prepararse para la vinida del Espíritu Santo y salir a dar testimonio de todo lo que han visto y oido por toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra.Los ángeles llaman a la acción. A Jesús he de encontrarlo ahora en la vida diaria. Esta bien mirar al cielo pero ahora mi ángel me recuerda que he de mirar también a la tierra para ver donde piso, a la gente para ver con que cara se me presente , a los árboles para acordarme que existe el verde, y al tráfico para salvar la vida en el sobresalto del semáforo ignorado. Realidad concreta de la vida diaria.
El angel del momento. El ángel del aquí y ahora. El ángel de cada hora y de cada circunstancia, de volvernos a la realidad, de acercarnos al trabajo, de hacernos eficientes. Quizá por eso mismo han tomado aspecto de hombres - aún conservando su color oficial blanco- para devolvernos ala compañía humana de cada día con la que vivimos y trabajamos y rozamos, cortando un poco los vuelos de alas que nos encantan con su agilidad pero pueden distraernos con su nostalgia. Vuelta a casa. Angeles en la cocina. Esa es la lección.
El ángel no se despide. Cambia de aspecto. Se viste de paisano. Se oculta tras un rostro, una flor una canción un relámpago. Está en cada circunstancia, cada encuentro, cada negocio. Cada momento tiene su ángel en adptación discreta a la situación que se presenta. El trato con mi ángel me devuelve al presente después de haber contemplado la eternidad, me hace mirar a la tierra después de mirar al cielo, me hace práctico después de hacerme místico. Necesito su realismo....
Los dos ángeles de la ascensión son los ángeles del trabajo porque nos devuelven a nuestros deberes, a nuestras ocupaciones, a nuestra ciudad. ....
Angeles de mirar al cielo y volver a la tierra: guiadme hoy y siempre del silencio de la oración a la actividad del trabajo, de la soledad a la compañía, del pensar al compartir, del descanso a la ocupación.... Ängeles del momento presente: enseñadme a vivir cada momento con todo mi ser.
(Vivir con alas -Carlos G.Vallés,s.j)