Raúl Serrano
La historia lo ha repetido una y otra vez: en cuanto surge innovador descubrimiento se crean mitos alrededor de él por parte de sus detractores, que lo único que provocan es que aumente su popularidad. Los teléfonos celulares no son la excepción y sobre ellos se ha dicho que son altamente dañinos a la salud humana, ¿qué tanto es cierto?
Un teléfono móvil o celular es una radio que trabaja en dos direcciones (emisión y recepción) de comunicación en un solo canal; para funcionar produce radiación en forma de radiofrecuencias, a las cuales se exponen usuarios y personas cercanas. Ahora bien, cuando se utiliza este aparato se establece comunicación con una estación base cercana, desde la cual la llamada se transfiere a la red normal de cableado telefónico terrestre.
Es de destacar que tanto teléfonos como estaciones base son de baja potencia (de corto alcance), por lo cual los niveles de exposición a radiación en radiofrecuencias producidas por ellos son generalmente muy bajos. Tan es así que la comunidad científica (en Estados Unidos e internacionalmente) está de acuerdo en que los campos electromagnéticos generados por la telefonía móvil y antenas de estaciones base son demasiado débiles como para romper algunos de los enlaces químicos que forman parte del cuerpo humano, producir eventuales daños en el material genético de las células u otros efectos adversos.
Cabe también aclarar que las antenas referidas producen radiación a través de radiofrecuencias que son "no ionizantes" (se llama así a toda energía en forma de ondas que se propagan a través del espacio) y sus efectos biológicos son diferentes, entiéndase no dañinos, a los de la radiación "ionizante" producida por las máquinas de rayos X, y que puede ocasionar efectos graves, por ejemplo, cáncer, malformaciones congénitas y estados de angustia si la exposición es directa.
La Organización Mundial de la Salud emitió en su boletín de mayo de 1998 información que refiere que para que la exposición a campos magnéticos produzca efectos perjudiciales para la salud, como catarata ocular y quemaduras cutáneas, se requiere de potencia similar a la generada por los sofisticados radares, lo cual no tienen lugar en la vida cotidiana; además, existen normas vigentes en materia de exposición que prohíben la presencia humana en dichas zonas restringidas.
Es así que se puede decir que no existe asociación alguna entre la utilización de telefonía celular y efectos adversos sobre la salud, como tampoco que la radiación emitida por las antenas base de transmisión interfieren en el bienestar de seres vivos, mientras que los niveles de exposición se mantengan dentro de los estándares normales.
Como parte de la naturaleza
Los campos electromagnéticos son fenómenos naturales, es decir, en la atmósfera existen cargas eléctricas que los generan y a los que estamos sometidos permanentemente, y que se hacen mucho más intensos, por ejemplo, durante las tormentas eléctricas; las galaxias, el Sol y las estrellas emiten radiación de baja densidad.
Pero a estos campos eléctricos y magnéticos naturales deben agregarse los creados por el hombre (identificados como artificiales), sobre todo durante el siglo pasado, y los cuales son generados por maquinaria industrial, líneas eléctricas, electrodomésticos y otros. Su radiación es mucho más débil que los campos electromagnéticos naturales, pero la combinación de ambos tipos nos expone diariamente a una dosis mayor.
Ahora bien, cuando la radiación es de alta frecuencia y se combina con microondas, se producen vibraciones moleculares generadoras de calor, mismo que es aprovechado en usos industriales y domésticos -como en el caso del horno de microondas-; sin embargo, sólo si una persona se expone directamente a una cantidad considerable de radiación, que será absorbida por el cuerpo, se pueden producir quemaduras graves.
Por otra parte, y como se indicó líneas arriba, la radiación de frecuencias bajas se consideraba inofensiva. Sin embargo, cada vez más estudios científicos demuestran que puede producir cambios eléctricos en la membrana de todas las células del cuerpo, alterando los flujos celulares de algunos iones, sobre todo el calcio, lo que podría tener efectos biológicos importantes. Así, los detractores de la telefonía celular exponen que éste puede ser el origen de disfunciones como:
•Insomnio.
•Depresión.
•Trastornos de atención y memoria.
•Presión arterial alta (hipertensión).
•Variaciones en ritmo cardiaco y aparatos que lo regulan (marcapasos).
•Ojo seco y visión borrosa.
•Calambres y dolor articular.
•Piel seca.
•Distintos tipos de cáncer, sobre todo leucemia.
•Alteraciones neurológicas y del aparato reproductor.
•Malformaciones fetales.
No obstante, tomando en cuenta las notificaciones por parte de la OMS y el acuerdo al que llegaron lo fabricantes de teléfonos celulares, en que convinieron mantener bajos los índices de radiación que emitían sus productos, no debemos alarmarnos. A fin de cuentas existen organismos reguladores e instituciones de salud que están al pendiente de que se cumplan los requisitos de seguridad en estos aparatos.
Por cierto, recientemente científicos de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Hong Kong desarrollaron un material "delgado, ligero y barato" con el que se puede bloquear hasta 90% de las radiaciones de los teléfonos móviles; habrá que ver cuál será su costo en cuanto llegue al mercado.