Deberíamos asombrarnos de nosotros mismos. Cada una de las innumerables células de nuestro cuerpo es un milagroso y diminuto caldero de procesos químicos que ponen en funcionamiento la intrincada cadena de reacciones de las que depende la vida . Sin embargo, el cuerpo no se recalienta a causa de la enorme cantidad de energía utilizada y resiste las presiones externas. El organismo mantiene un estado de equilibrio llamado homeostasis, en el cual todos los sistemas funcionan correctamente. El término implica un estado interno estable, pero el hecho mismo de estar vivo (la generación, crecimiento y destrucción continua de células, el entorno siempre cambiante y el flujo de sentimientos y pensamientos), prueba que la homeostasis es un estado dinámico.
Medicina IntegradaDr.David Peters y Anne Woodham.