Los discípulos fueron, pues, siguiendo las instrucciones de Jesús y trajeron la burra con su cría. Después le colocaron sus capas en el lomo y Jesús se sentó encima. Entonces muchísima gente extendió sus capas en el camino; otros cortaban ramas de arboles y las ponían sobre el suelo. El gentío que iba delante de Jesús y el que le seguía exclamaba: "¡Hosanah! ¡Viva el hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en nombre del Señor!¡Hosanah, gloria en lo mas alto de los cielos!"
Después Jesús entro al Templo y echo fuera a todos los que vendían y compraban en los patios. Derribo las mesas de los que cambiaban monedas, lo mismo que los puestos de los vendedores de palomas y les declaro: "Dios dice en la escritura: Mi casa sera llamada Casa de oración. Pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones." (Mateo 21: 1-4,6-9, 12-13) .
En este Domingo de Ramos, abramos nuestros corazones para que Jesús entre triunfante. Y con el alma albemos al Hijo de David, Rey de Reyes, Señor de Señores.